jueves, 1 de octubre de 2009

Características musicales de la Liturgia ortodoxa rusa

He encontrado en Internet un articulo interesante escrito por Urko Sangróniz que quisiera presentarles aquí. Está dedicado a los espectos musicales de la Liturgia ortodoxa que, como yo se por mi experiencia, siempre llama mucho interés a los extranjeros que visitan las iglesias rusas.




La música de la Liturgia Ortodoxa está escrita para ser cantada por un coro “a capella”. Los fieles no pueden participar en la ejecución musical de los cantos, ya que éstos están reservados para un coro convenientemente adiestrado para cantarlos.

Antiguamente en la Liturgia participaban dos coros, uno frente al otro, el primero cantando en griego mientras que el segundo le respondía en eslavo antiguo. Esta práctica fue desapareciendo hasta dejar paso a la actual, en la que un único coro que canta en ruso es el encargado de interpretar la música durante la Liturgia.

Por otro lado, la utilización de instrumentos musicales durante la celebración del oficio religioso queda terminantemente prohibida. Esta prohibición tiene su origen en las antiguas costumbres de los primeros cristianos: éstos consideraban la música como una especie de don divino y como tal no podía ser “contaminado” con los instrumentos, salidos de la mano del hombre. Lo contrario hubiese sido poco menos que un sacrilegio, por eso lo único utilizado durante en las celebraciones religiosas era el canto. Hay quién afirma sin embargo que esta costumbre responde a razones prácticas. En cualquier caso, fuesen de índole religiosa o práctica, la verdad es que es una costumbre adoptada por la religión ortodoxa.

Es por ello que en las Basílicas e Iglesias bizantinas no hay órganos. Este hecho sirvió para que el canto y la polifonía se desarrollasen enormemente, lográndose una amplia variedad melódica, armónica, y tímbrica, sin olvidarse del gran número de efectos conseguidos.

Hay además un elemento que hace que esta música sea única e irrepetible: los bajos profundos, llamados “oktavisty” en ruso. Hay que reseñar que la tesitura natural de las voces graves en Rusia es la de Barítono-Bajo, y es esta voz la que tradicionalmente ha tenido más importancia en la literatura musical, todo lo contrario que en Europa, donde la música está claramente escrita para lucimiento de las voces agudas.


N. Yaroshenko. Coro de niños entrenandose

Gracias a su amplia tesitura grave y a su potencia en esa zona, los bajos profundos pueden cantar continuamente una octava por debajo de la voz de bajo al uso, de ahí su nombre (“octavistas”). El efecto logrado por estas voces es muy similar al del pedal del órgano. La música religiosa rusa resulta especialmente compacta y empastada gracias a estas portentosas voces, y siempre han llamado la atención de los músicos occidentales: Berlioz y Schumann, en sus respectivos viajes a Rusia, quedaron fascinados con las estas voces al escuchar al coro de la Capilla Imperial de San Petersburgo.

La música coral de la liturgia ortodoxa llegó a desarrollarse hasta tal punto que a finales del s. XIX y principios del XX los servicios religiosos eran poco menos que conciertos corales con solistas de la talla del gran bajo ruso Feodor Chaliapin, un cantante con fama mundial en su época. Todo este desarrollo se paró en seco con la llegada de la Revolución en 1917.

Video ALEGRATE VIRGEN MARIA